El pasado verano, las fuerzas armadas marroquíes entraron en alerta. Se desplegaron sistemas de defensa antiaérea en las ciudades. Se trataba de una «alerta antiterrorista» no identificada.
Tiempo después se supo que había saltado la alarma tras caer el aeropuerto de Trípoli (Libia) en manos de fuerzas islamistas. 11 aviones quedaron en paradero desconocido y se temió que fueran empleados en un atentado similar al 11-S.
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