La guerra de Libia ha sido testigo de la aparición de nuevos e interesantes actores en el panorama internacional.
En primer lugar ha sido interesante ver el papel asumido por países del Consejo de Cooperación del Golfo. Hasta hace poco las monarquías árabes de Oriente Medio compraban enormes cantidades de sistemas de armas occidentales que requerían de instructores y personal de mantenimiento occidentales. Muchos de esos sistemas de armas tenían como destino los hangares y almacenes, ya que no había personal para dotarlos. Las compras tenían un sentido político. Eran una forma de sellar alianzas con los países de origen de las armas.
Sin embargo el auge de Irán y los conflictos pendientes con ese país ha hecho reconsiderar las necesidades militares. El paraguas militar estadounidense podría no estar disponible llegado el día de necesitarlo. O bien, llegado el caso sería necesario que las fuerzas armadas locales ganaran tiempo para evitar una situación como la de Kuwait, que fue invadidad y ocupada en apenas 48 horas el 2 de agosto de 1990.
Emiratos Árabes Unidos y Jordania tiene ya sus fuerzas especiales desplegadas de forma discreta en Afganistán. Y la guera de Libia ha marcado la primera misión real fuera de sus fronteras de las fuerzas aéreas de Qatar y Emiratos Árabes Unidos, que también mandó a la zona a uno de sus Twin Otter (véase la foto) a Malta para operaciones clandestinas. Sobre el terreno las fuerzas especiales de Qatar, Emiratos Árabes Unidos y Jordania han entrenado a los rebeldes, aprovechando su condición de hablantes de árabes. Además las fuerzas especiales qataríes se encargaron de la explotación de la inteligencia en el complejo presidencial de Gadafi.
Por otro lado la guerra de Libia ha estado también marcada por la participación de las PMC. Ahí tenemos el caso de la canadiense Zariba Security, del que ya hablamos. O
de la francesa SECOPEX, cuyo CEO murió en Bengasi en extrañas circunstancias. Curiosamente la prensa inglesa ha hablado de «ex-miembros del SAS» para referirse a los británicos asesorando a los rebeldes en primera línea en Libia. Podría tratarse de la perfecta tapadera para miembros en activo. Lo que está claro es que ha quedado claro su papel más allá del clásico «protección de VIPs».