2019 ha sido un año convulso para Argelia. El anuncio de que el presidente Abdelaziz Bouteflika se iba a presentar a unas nuevas elecciones, a pesar de su delicado estado de salud, llevó a una oleada de protestas callejeras. Su anuncio de una futura dimisión fue contestado desde los «poderes fácticos» del país con una exigencia de dimisión inmediata que pusieron fin a un ciclo de 20 años y llevaron a unas elecciones presidenciales celebradas el 12 de diciembre de 2019, después de varios aplazamientos. Las elecciones fueron ganadas por Abdelmadjid Tebboune, que había ocupado el puesto de primer ministro durante unos pocos meses de 2017.

Un síntoma de que todo quedaba atado y bien atado dentro del país fue que el nuevo presidente condecoró al general Ahmed Gaïd Salah, jefe del ejército y desde 2013 viceministro de Defensa. La caída de Bouteflika quedó sentenciada cuando el general Gaïd Salah se pronunció a favor de su salida, demostrando quién mandaba realmente en el país. Sin embargo, desde el punto de vista del movimiento social de protesta Hirak, las elecciones fueron percibidas como un lavado de cara en el que «todo ha cambiado para que todo siga igual«. De hecho, las elecciones contaron con la mayor abstención en la historia del país. Y el movimiento Hirak pide una «nueva república».
Los acontecimientos tomaron entonces un giro inesperado en Argelia con el súbito fallecimiento del Gaïd-Salah, hombre fuerte del poder, el 23 de diciembre. Asumió provisionalmente el cargo de jefe de las fuerzas armadas el general Saïd Chengriha, hasta entonces general en jefe del ejército y veterano de la Guerra del Yom Kippur. Según Nicolas Beau en Mondafrique las opciones que se presentan son «o un general ambicioso toma la delantera en la guerra de sucesión que se abre, o comienza una guerra interminable entre más y más clanes militares antagónicos». En cualquier caso, toca reelaborar los escenarios alternativos diseñadosmeses atrás.
¿Veterano de la guerra del Ramadan? Pero si Argelia a penas envió nada…….. A parte de que tiene que ser viejísimo.