Acabada la guerra civil en Libia, toda la información acumulada sobre las fuerzas armadas del país ha quedado obsoleta. Las informaciones desde el terreno desvelaron el penoso estado de muchos de los sistemas de armas que el régimen procuró no modernizar o no someter a un adecuado mantenimiento por desconfianza hacia sus propias fuerzas armadas. Añadidas las pérdidas en combate dejan un panorama lleno de incógnitas, ya que es de suponer que además la estructura de las fuerzas armadas será sometida a una reorganización.
Han sido meses vibrantes, desde el 17 de febrero, pendientes de las informaciones que llegaban desde el país y que la diáspora libia se encargaba de retransmitir vía blogs, Twitter y páginas de Facebook. Sólo habiendo seguido el angustioso asedio a la ciudad mártir de Az Zawiya hasta su caída en manos del régimen o la desesperada lucha de los habitantes de Misrata se puede entender que hubiera quien se tomó la justicia por su mano.
Seguiremos pendientes.
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