La rocambolesca historia del ataque a la embajada rusa en Trípoli

El pasado día miércoles 2 de octubre tuvo lugar un ataque a la embajada rusa en Trípoli. Los atacantes, unas diez personas, hicieron arder un vehículo de la delegación diplomática, trataron de entrar en el recinto y tirotearon el edificio. No se registraron víctimas entre el personal ruso. La llegada de fuerzas de seguridad libia hizo huir a los atacantes, entre los que, según las autoridades libias, resultaron muertos una persona y otras cuatro resultaron heridas.

Se trata del cuarto ataque contra una embajada extranjera en el país, tras los ataques al consulado estadounidense en Bengazi en 2011, el ataque a la embajada francesa en abril y el intento de ataque a la embajada italiana con un coche bomba en junio.

Rápidamente las autoridades negaron que se tratara un ataque terrorista y lo relacionaron con el asesinato de un oficial de la fuerza aérea libia a manos de una ciudadana rusa el día anterior, que además apuñaló a la madre de la víctima. Los atacantes serían familiares del piloto que, con su acción contra la embajada rusa, trataron de vengar su muerte.

Los datos salieron a la luz pública días después. Todo arrancó con el asesinato de Muhammed Soussi, un piloto de la fuerza aérea libia a manos de Ekaterina Ustyizhaninova, una ciudadana rusa de 24 años. Estudiante universitaria en Novosibirsk, donde estudiaba idiomas y practicaba halterofilia, desapareció de su residencia tras pedirse un año sabático. Al parecer Ustiuzhaninova, una admiradora de Gadafi, viajó a Libia durante la revolución que condujo a la guerra civil que le costó el poder y la vida al dictador. Según una amiga, Ustiuzhaninova había quedado afectada profundamente por la muerte de Gadafi.

Ekaterina Ustyizhaninova con lo que parece la bandera del ántiguo régimen libio
Ekaterina Ustyizhaninova con lo que parece la bandera del ántiguo régimen libio

El asesinato del oficial de la fuerza aérea libia podría haber sido una peculiar forma de venganza de la muerte de su líder, eligiendo como víctima a alguien que formó parte de los rebeldes. Ustiuzhaninova ametralló a Muhammed Soussi y apuñaló a la madre de este, escribiendo en inglés con sangre en las paredes «Muerte a la ratas», una de las formas con las que Gadafi se refirió a los rebeldes. Luego fue reducida por vecinos y puesta a disposición judicial.

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